La columna vertebral está compuesta por vértebras que van desde la zona cervical hasta la zona lumbar; y entre cada una de las vértebras se ubican una especie de almohadillas denominadas discos, formados por un anillo fibroso y un núcleo pulposo.
El anillo fibroso forma la parte externa del disco, es duro pero flexible y rodea el núcleo pulposo, manteniéndolo y evitando que se desplace.
El núcleo pulposo forma la parte interna del disco, es gelatinoso y se encarga de amortiguar el peso.
Cuando el anillo fibroso se rompe, el contenido del núcleo pulposo se sale y a ello es a lo que conocemos como hernia discal. Ese desplazamiento del núcleo pulposo puede ejercer presión en las raíces nerviosas o incluso en la médula y está compresión es la que puede producir la sintomatología como dolor, debilidad, entumecimiento y hormigueo, contracturas musculares….
La fisioterapia juega un rol muy importante en el tratamiento de la hernias, ya que no sólo ofrece el alivio de la sintomatología sino que también representa un gran papel a nivel preventivo, ya que ayuda a fortalecer la musculatura para evitar futuras lesiones.
Los objetivos fisioterapéuticos frente a las hernias son la reducción del dolor y la inflamación, mejorar los arcos de movimiento y la circulación, establecer una reeducación neuromuscular de la zona y corregir las posturas inadecuadas por posiciones antiálgicas mediante un entrenamiento postural.
En nuestra clínica ayudamos a mejorar la calidad de vida con un programa de actuación adecuado a este tipo de patología.