¿Has Sufrido de Bursitis? Conoce sus Causas, Síntomas y Tratamientos

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El diagnóstico de bursitis lleva de cabeza a muchos pacientes, ya que no entienden muy bien qué significa. Se trata de una lesión común en la práctic

¿Qué es la Bursitis?

Bursitis: ¿la has sufrido alguna vez? El diagnóstico de bursitis lleva de cabeza a muchos pacientes, ya que no entienden muy bien qué significa. Se trata de una lesión común en la práctica clínica y su pronóstico es bueno, dado que con trabajo de fisioterapia debería desaparecer en pocas semanas.

La bursitis es una inflamación de la bursa, una estructura en forma de saco llena de líquido sinovial que actúa como almohadilla entre las partes blandas de las articulaciones (músculos, tendones y piel) y las partes más duras, las óseas. Cuando aparece la bursitis, se produce un agrandamiento de la bursa mediante acumulación de líquido, y cualquier movimiento provoca un aumento de presión y dolor en la zona afectada.

¿Qué Causa la Bursitis?

La causa más frecuente de la bursitis son los movimientos repetidos o la presión mantenida sobre una articulación, tras una sobrecarga o exceso en el nivel de actividad. Esto origina un roce inadecuado entre la bursa y los huesos adyacentes, provocando la inflamación.

No obstante, también existen otras causas en las que la bursitis es un síntoma de una patología, como en el caso de la artritis reumatoide, la gota, entre otras.

Factores de Riesgo

Algunos factores de riesgo de bursitis incluyen:

  • Profesiones que requieren el uso y movimiento repetitivo de determinadas articulaciones, como peluquería y carpintería.
  • Prácticas deportivas intensivas, como el levantamiento de pesas, el golf, el tenis y cualquier ejercicio físico que no mantenga una postura articular correcta.
  • Presión prolongada sobre una articulación, como en el caso de la bursitis rotuliana en personas que permanecen mucho tiempo de rodillas.

Localizaciones Comunes de la Bursitis

Las localizaciones más frecuentes de bursitis suelen ser las articulaciones de:

  • Hombro
  • Cadera
  • Codo
  • Rodilla
  • Pie
  • Muñeca

Síntomas de la Bursitis

Los síntomas más comunes de la bursitis son:

  • Dolor
  • Signos de inflamación locales

Además, pueden incluir:

  • Coloración rojiza en la zona
  • Dolor ante la palpación y la movilización de la zona
  • Limitación de la movilidad, especialmente en el hombro
  • Infección de la bolsa sinovial, que puede requerir el uso de antibióticos

Tratamiento de la Bursitis

El tratamiento de la bursitis se enfoca en reducir la inflamación y permitir una movilización adecuada para evitar la recurrencia de la inflamación. Dentro del trabajo de fisioterapia se utilizarán técnicas como crioterapia y ejercicios para ganar funcionalidad y rango de movimiento. La educación del paciente para evitar actividades que puedan agravar la condición es fundamental.

Es crucial que un profesional valore tu caso y personalice tu tratamiento.

10 Consejos para Sobrellevar la Bursitis

  1. Utiliza dispositivos eléctricos para evitar esfuerzos manuales en tareas repetitivas.
  2. Usa almohadillas como protección en zonas problemáticas.
  3. Evita estar de rodillas por largos períodos; si es inevitable, usa una almohadilla.
  4. Cuida tu calzado con plantillas y protectores adecuados.
  5. Mantén una postura correcta en ejercicios físicos y busca asesoramiento profesional.
  6. Practica deportes con moderación y cuida la postura en deportes como golf y tenis.
  7. Sé cuidadoso con el hombro evitando levantar brazos con carga por encima de la cabeza.
  8. Sigue el tratamiento médico al pie de la letra, incluyendo antiinflamatorios y antibióticos si es necesario.
  9. Consulta a tu farmacéutico sobre soluciones ergonómicas como rodilleras y muñequeras.
  10. No ignores síntomas inusuales; consulta a tu médico si experimentas fiebre o malestar general, ya que podría ser una infección.

Prevención y Tratamiento

La fisioterapia juega un papel esencial en el tratamiento de la bursitis. Mediante ejercicios terapéuticos, estiramientos y la educación postural, podemos fortalecer la musculatura y mejorar la postura para prevenir la recurrencia de la bursitis.

Recuerda que cada caso es único, y en Altea Salut, nuestros fisioterapeutas están comprometidos a brindarte la mejor atención para abordar la bursitis y otras condiciones articulares. ¡Consulta con nuestros expertos y descubre cómo podemos ayudarte a tener una vida activa y saludable!

a clínica y su pronóstico es bueno, dado que con trabajo de fisioterapia debería desaparecer en pocas semanas.

La bursitis es una inflamación de la bursa, que es una estructura en forma de saco llena de líquido sinovial que actúa como almohadilla entre las partes blandas de las articulaciones (músculos, tendones y piel) y las partes más duras, las óseas.

Cuando aparece la bursitis se produce un agrandamiento de la bursa mediante acumulación de líquido y cualquier movimiento produce un aumento de presión que provoca dolor en la zona.

¿Qué la puede causar?

La causa más frecuente de bursitis son los movimientos repetidos o la presión mantenida sobre una articulación, tras una sobrecarga o exceso en el nivel de actividad. Ello origina un roce inadecuado entre la bursa y los huesos adyacentes, lo que provoca la inflamación.

No obstante, también existen otras causas en las que la bursitis es un síntoma de una patología, como en el caso de la artritis reumatoide, la gota…

¿Existen factores de riesgo?

Como el origen de la bursitis es la repetición de movimientos con una articulación, sí existen ciertos factores de riesgo:

  • Algunas profesiones que requieren el uso y movimiento repetitivo de determinadas articulaciones presentan mayor riesgo de provocar bursitis. Entre otras, son ejemplos de ello la peluquería, la carpintería…
  • Las prácticas deportivas también pueden ser un factor de riesgo: en especial el levantamiento de pesas con objetivos de musculación, la práctica continuada de deportes como golf o tenis, así como cualquier ejercicio físico en el que no se mantiene una postura articular correcta.
  • La bursitis también se produce en personas que mantienen una presión continuada sobre una articulación, por ejemplo, en la bursitis rotuliana afecta a personas que permanecen mucho tiempo de rodillas.

Las localizaciones más frecuentes de bursitis suelen ser las articulaciones de:

  • Hombro
  • Cadera
  • Codo
  • Rodilla
  • Pie
  • Muñeca
¿Qué síntomas tiene la bursitis?

Los síntomas más universales de la bursitis son:

  • Dolor.
  • Signos de inflamación locales.

Además, podemos observar:

  • Coloración rojiza en la zona.
  • Dolor ante la palpación y la movilización de la zona.
  • Limitación de la movilidad: puede darse en algunas articulaciones, como el hombro.
  • Infección de la bolsa sinovial: puede producirse en algunos casos, y conlleva implicaciones para el tratamiento, ya que hará necesaria la utilización de antibióticos.
¿Cómo se trata?

Lo más importante para establecer el tratamiento y la prevención de la bursitis suele ser su localización, aunque, independiente de la articulación donde se produzca, éste siempre debe ir dirigido a tratar la inflamación y a permitir una movilización en el futuro que no reproduzca los golpes o movimientos causantes de la inflamación.

Dentro del trabajo de fisioterapia se utilizará la crioterapia, ejercicios para ganar funcionalidad y rango. Es muy importante la educación para evitar todo lo que puede agravar la sintomatología.

Es fundamental que un profesional valore tu caso e individualice tu tratamiento.

10 Consejos para sobrellevar la bursitis:

1. Ayúdate de dispositivos eléctricos que te eviten el esfuerzo manual.
A la hora de realizar movimientos repetitivos, utiliza aparatos eléctricos en cocina o destornilladores eléctricos en las tareas de bricolaje, entre otras ayudas.

2. Usa almohadillas como protección.
Protege con almohadillas aquellas zonas problemáticas sobre las que vayas a realizar una presión mantenida, como es el caso de la muñeca para movilizar el ratón del ordenador. No olvides detener la actividad cada cierto tiempo.

3. No permanezcas de rodillas mucho tiempo.
Evita permanecer largos períodos de tiempo de rodillas y si no puedes evitarlo, utiliza una almohadilla que disminuya la presión directa del suelo.

4. Cuida tu calzado.
Emplea plantillas, almohadillas o protectores en el calzado si presentas bursitis del tendón de Aquiles. Igualmente, cuida el calzado deportivo si caminas o corres grandes distancias.

5. Vigila tu postura en ciertos ejercicios físicos.
Busca asesoramiento profesional para realizar una práctica correcta y ergonómica de algunos ejercicios físicos, como puede ser el levantamiento de pesas. Siempre calienta músculos y articulaciones antes del ejercicio y estira antes y después.

6. No te excedas en la práctica de algunos deportes.
Deportes como el golf, béisbol o tenis, si se practican de forma continuada pueden acabar afectando a las articulaciones más expuestas al riesgo de bursitis, por lo que intenta realizarlos de forma moderada o cuidando mucho el tipo de postura que mantienes.

7. Evita ciertos movimientos con el hombro.
Si has presentado bursitis de hombro sé especialmente cuidadoso con los movimientos que implican levantar los brazos por encima de la cabeza, especialmente con carga.

8. Sigue fielmente el tratamiento médico.
Sigue las indicaciones médicas sobre el tratamiento farmacológico con antiinflamatorios y, en caso de infección, antibióticos. Las infiltraciones pueden ser casi imprescindibles en algunas formas, pero repetidas a lo largo del tiempo comportan riesgos para los tendones.

9. Consulta a tu farmacéutico sobre soluciones para ciertas articulaciones.
El uso de rodilleras, muñequeras o coderas puede ser de gran utilidad para realizar actividades repetidas con menor riesgo para las bursas o bolsas sinoviales de rodilla, muñeca o codo. Consulta al farmacéutico sobre este tipo de soluciones ergonómicas.

10. No desatiendas ciertos síntomas.
Si presentas bursitis sin realizar movimientos repetitivos o presión excesiva, acude a tu médico con el fin de investigar si alguna enfermedad sistémica pudiese ser la causa. Si además, hay fiebre y mal estado general, puede existir una infección que requerirá un tratamiento específico.

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